Sola. Vacía. Triste.
¿Dónde ha quedado esa mujer de hielo que no sentía nada? ¿Dónde está esa mujer que le daba todo igual, que no sentía remordimiento ni culpa? ¿Dónde estoy?
No me encuentro, no me conozco. No sé que ha sido de mí.
Siento que le he fallado a una persona demasiado importante para mi y no sé que hacer para solucionarlo. Rectifico, no puedo hacer nada para solucionarlo. No creo ni que esté en mis manos. Supongo que es cosa del destino, del karma o yo que sé.
Me jodería muchísimo perderte.
Creo que el universo me debe más de una y ojalá me la devuelva, porque sin ti nada tiene sentido ya. He sufrido demasiado en esta vida, vosotros lo sabéis, y no quiero otra hostia, no tan pronto.
Estábamos construyendo algo bonito, algo especial. No puedo creer que se vaya a ir a la mierda tan rápido.
Tenéis que perdonarme, es todo muy inconexo. Pero supongo que es mejor escribir estas tonterías que empezar a cortarme las muñecas o los tobillos o los muslos o lo que sea. Supongo que esta es otra forma de sufrirlo, distinta y menos efectiva, pero menos autodestructiva. Supongo que es mejor para mi. Ya no lo sé, no lo tengo claro tampoco.
Supongo que lo hago por ti, porque me dijiste que te dolía verme así.
¿Sabéis? Antes de esta entrada de mierda debería haber publicado otra mucho más bonita. Sigue ahí, en un borrador, esperando su momento perfecto para salir a la luz. Pero ahora la veo y pienso que no tiene ningún sentido su mera existencia. Es todo mentira supongo. La siento vacía, como yo.
Supongo que el equilibrio es imposible.

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