Música

lunes, 27 de septiembre de 2021

Avalancha

Así soy. Así me siento. 

Paso y arraso con todo. Y supongo que en parte me gusta. Me gusta la idea de dejar huella en la gente. Quizá me hace sonar egocéntrica, no lo sé. Pero me gusta pensar que he sido especial para alguien y que se van a acordar de mi. 

Estoy un poco triste, he de reconocerlo. Pero esta vez no es por amoríos, ni desamores, ni familia, que podría serlo, la verdad, pero no es el caso. Estoy triste porque llevo varios días pensando en la muerte, y no sé porqué, pero tengo la sensación de que me va a llegar pronto. Y me da miedo. 

Supongo que todo el mundo vive con ese miedo a morir, pero yo no lo había sentido nunca, todo me daba igual, incluso morirme. Y ahora que ya no me dan igual las cosas, me he dado cuenta de que tengo un miedo terrible la muerte, que no quiero irme sin hacer mil millones de cosas antes, que no quiero irme sin hacerte el amor en la cocina, que no quiero irme sin tener mi casa y mi familia, que no quiero irme sin despedirme de los que quiero. 

Llevo varias noches con pesadillas en las que muero de muchas formas y todas desagradables. El mundo da mil vueltas, hace apenas un año añoraba que pasara de cualquiera de ellas, ahora me aterra hasta una sobredosis. Pasan que cosas, supongo.

Quiero vivir, quiero vivir mi vida al límite; no como si cada día fuera el último, pero si viviendo cada día al máximo, respirando cada segundo que me regala la vida. Quiero hacer todo lo que en algún momento pensé que querría hacer. Quiero hasta hacer un lista de "cosas que hacer antes de morir", a ver si puedo cumplirlas todas. Sería fantástico, la verdad. 

Quizá es por eso que estoy empezando a sentir ahora que quiero dejar huella en la gente. Quizá mi miedo a morir me hace querer ser especial para la gente, para que cuando me vaya, me recuerden. Quizá esto es vivir y yo no lo he sabido hasta los 21. Quizá. 

"Ella lo que necesita es una avalancha de ternura, que le sacuda lo fría que es"







Mia

"Di que eres mía"

-Mia, ven. Quiero que hagas una cosa para mi. 

Y ahí venía ese nombre otra vez. Cada vez que quería tratarme como su sumisa, me lo anticipaba llamándome así: "Mia", de nombre y de posesión, el nombre perfecto para mi. Al oírlo, mi piel se erizaba y se me tensaban los músculos, el calor de mi cuerpo aumentaba y me volvía dócil.
Era su forma de hacerme saber que estábamos en una sesión; y yo, como tal, debía tratarle con respeto. 

-Dime amo, ¿qué puedo hacer por ti?

-Ves a la habitación y espérame como siempre. No tardaré en ir. 

*

Aún recuerdo cuando le conocí por primera vez, un chico normal y de sonrisa inocente, muy tierno y atento conmigo. A simple vista podía parecer alguien corriente, pero yo lo vi, había algo en sus ojos, brillaban de manera especial, como incitándome a pecar. 
Había algo en el que me atraía, estaba claro, nunca llegué a descifrar si era alguna cosa en concreto, pero tenía algo que me despertaba una curiosidad inmensa.  Y como dice el dicho: "la curiosidad mató al gato", pero menuda muerte más dulce y placentera, pecar fue la mejor decisión de mi vida.
Había encontrado a mi amo, un hombre que me tratara con el cariño y la dureza necesarias, que sabía todo lo que quería y como lo quería, que sacaba mi lado más oscuro y salvaje, alguien que me poseía y me hacía su sumisa justo como yo quería y necesitaba.
Por fin alguien entendía mis demonios internos y me hacía entender que no eran malos, si no algo fascinante y extraordinario. 


"Soy tuya, amo"





viernes, 3 de septiembre de 2021

Sola


Sola. Vacía. Triste. 

¿Dónde ha quedado esa mujer de hielo que no sentía nada? ¿Dónde está esa mujer que le daba todo igual, que no sentía remordimiento ni culpa? ¿Dónde estoy?

No me encuentro, no me conozco. No sé que ha sido de mí. 

Siento que le he fallado a una persona demasiado importante para mi y no sé que hacer para solucionarlo. Rectifico, no puedo hacer nada para solucionarlo. No creo ni que esté en mis manos. Supongo que es cosa del destino, del karma o yo que sé.

Me jodería muchísimo perderte.

Creo que el universo me debe más de una y ojalá me la devuelva, porque sin ti nada tiene sentido ya. He sufrido demasiado en esta vida, vosotros lo sabéis, y no quiero otra hostia, no tan pronto. 

Estábamos construyendo algo bonito, algo especial. No puedo creer que se vaya a ir a la mierda tan rápido. 

Tenéis que perdonarme, es todo muy inconexo. Pero supongo que es mejor escribir estas tonterías que empezar a cortarme las muñecas o los tobillos o los muslos o lo que sea. Supongo que esta es otra forma de sufrirlo, distinta y menos efectiva, pero menos autodestructiva. Supongo que es mejor para mi. Ya no lo sé, no lo tengo claro tampoco. 

Supongo que lo hago por ti, porque me dijiste que te dolía verme así. 

¿Sabéis? Antes de esta entrada de mierda debería haber publicado otra mucho más bonita. Sigue ahí, en un borrador, esperando su momento perfecto para salir a la luz. Pero ahora la veo y pienso que no tiene ningún sentido su mera existencia. Es todo mentira supongo. La siento vacía, como yo.

Supongo que el equilibrio es imposible.