Y Blanca se echó la mochila al hombro, salió corriendo de su casa y pegó un portazo sin importale ni lo más mínimo todo lo que dejaba atrás.
<No puedo más.> Se repetía en su cabeza constantemente. <Necesito salir de aquí.>
Fue parando poco a poco el ritmo de sus piernas hasta acabar andando a un paso realmente lento. Realmente lo había hecho, había salido de allí.
Finalmente llegó a su destino, y su móvil comenzó a vibrar.
¿Dónde estás?
Respóndeme a los mensajes, por favor.
Ha sido una pelea tonta, no te preocupes, no volverá a pasar.
Te prometo que nunca más volveré a comportarme así, no sé qué ha podido pasarme.
Por favor mi amor, vuelve a casa.
Te amo, mi vida.
Blanca:
No pienso volver.
Héctor:
Blanca deja de decir gilipolleces y dime dónde estás.
No puedes vivir sin mi, así que vuelve a casa.
Blanca, contéstame joder.
Blanca ¿dónde coño estás?
Llamada entrante de Héctor
Héctor:
¿Por qué cojones no has cogido mi puta llamada?
Blanca.
Blanca hostia respóndeme.
Se que tienes el móvil en la mano.
Contéstame joder.
Oh joder cuando te encuentre te vas a arrepentir.
Ya no puedes enviar mensajes a esta conversación
Héctor:
¿Blanca?
¿Blanca por qué no tienes la foto de perfil? ¿Por qué no te llegan los mensajes?
¿Blanca, joder, me has bloqueado?
Cuando llegues a casa hablaremos seriamente, oh joder que si vamos a hablar..
.
.
.
Y una cantidad de mensajes interminables seguían siendo enviados por el móvil de Héctor, pero Blanca ya no los recibía, y nunca más iba a hacerlo.
Blanca estaba ahora en un autobús con dirección Mojácar, Almería, y nunca más pensaba volver a ese sitio que en un minúsculo inicio había sido su hogar.
Blanca había conseguido vencer al miedo y salir de su cárcel particular. Sufría vejaciones y maltrato por parte de su pareja, y logró ganar la batalla. Ella ahora era una mujer libre que reharía su vida desde cero y pese a que sería difícil y sufriría mucho, lograría salir adelante.
***
Queridos lectores, quizá os hayáis sentido reflejados en la historia de Blanca, quizá alguien cercano ha vivido algo parecido a este relato o quizá sufrió mucho más. Sea como fuere, esto que aquí os cuento solo es ficción. Muchas mujeres sufrimos violencia a diario y pocas consiguen abrir la puerta y salir corriendo hacia la libertad. Estamos hartos, yo lo sé, de ver en el telediario dos de cada tres mañanas que ha fallecido nuevamente una mujer a causa de su pareja.
Por favor, hagamos de éste un mundo mejor, cambiemos las cosas. Todos, lectores, podéis cambiar el mundo. Algún día alguna de vuestras conocidas pueda verse en una situación similar y quizá, nadie lo quiera, con otro final. Hagamos que eso no ocurra. Eduquemos las mentes de los más pequeños y de los más mayores. Todos somos personas y todos merecemos el mismo respeto.
-Love you, love me-

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