Hoy no me encuentro. Siento que todo está en contra, en todos mis frentes.
La idea de separar los problemas en pelotas y abordarlos de uno en uno está muy bien, pero hay problemas que no tienen solución, y es así, no hay de otra.
Tiempo al tiempo, supongo.
Acelero, freno, corro sin mirar atrás, ruedo colina abajo, constantemente, sin un minuto de paz. Siempre viviendo deprisa, siempre con la cabecita loca. Cuando corro porque no freno; cuando freno porque no corro. No hay término medio.
Quiero creer que puedo con todo.
Me encanta escuchar música, hace que el desastre que tengo en la cabeza se haga un poco más pequeño, al menos no lo escucho tanto. Me encantaría saber bailar, ser ese tipo de personas que escuchan una canción y se mueven, sin más, sintiendo la música y haciendo sentir emociones al resto de personas que les miran. Me encantaría. Lo he soñado varias veces, la verdad, pero no tengo ese talento.
Ojalá tenerlo.
Pagaría mucho por una pizza ahora en el parque, riéndome, hablando, con música, sin pensar.
Viviendo, nada más.